Pais

Virus de alas deformadas arrasa colmenas y amenaza la apicultura argentina

Científicos del INTA detectaron y secuenciaron por primera vez en el país el genoma del virus DWV en Entre Ríos. La infección, que debilita y deforma a las abejas, pone en riesgo la producción de miel y la polinización de cultivos clave.

  • 15/06/2025 • 09:15

Un enemigo microscópico desafía la resistencia de miles de colmenas en Argentina. Investigadores del Instituto de Virología del INTA confirmaron la presencia del virus de las alas deformadas (DWV, por sus siglas en inglés) en apiarios de Entre Ríos y lograron, por primera vez en el país, secuenciar su genoma completo.

El hallazgo forma parte del Programa Apícola Nacional y marca un hito para la sanidad apícola local. Este virus, de alto impacto productivo, genera abejas con alas malformadas, menor capacidad de vuelo y una esperanza de vida significativamente reducida. En casos graves, puede provocar la desaparición total de las colonias.

Según detalló Fernanda González, especialista del INTA, “si la infección avanza sin control, la población de la colonia disminuye progresivamente hasta su colapso”. Durante el estudio, los expertos analizaron 145 colmenas de diferentes regiones entrerrianas, abarcando apiarios migratorios y estacionarios, y con diversos entornos florales como citrus, eucaliptus y praderas naturales.

Los resultados generaron preocupación: el 62,06 % de las colmenas presentó presencia del virus. La incidencia más alarmante se dio en los apiarios migratorios al inicio de la temporada, donde el 86,2 % resultó positivo y más de un tercio de esas colmenas fueron clasificadas como débiles.

El DWV no actúa solo: su propagación se potencia a través del ácaro Varroa destructor, otro viejo conocido de los apicultores. La transmisión puede ser vertical, de la reina a su cría, o entre obreras infectadas. En condiciones saludables, la infección puede pasar inadvertida, pero factores de estrés, mala alimentación y altos niveles de infestación por ácaros disparan sus efectos más devastadores.

Uno de los logros más significativos de este trabajo, subraya González, fue la secuenciación completa del genoma del DWV y también del Black queen cell virus (BQCV), otro patógeno que debilita la reproducción de reinas y desequilibra la estructura de la colmena.

“Con esta información podemos diseñar mejores estrategias de prevención y control”, afirmaron desde el equipo técnico, que destacó la necesidad de reforzar buenas prácticas apícolas para proteger a una actividad clave para la economía y la biodiversidad.

La apicultura argentina se extiende a lo largo de 22 provincias y cumple un papel fundamental más allá de la producción de miel: las abejas son agentes cruciales en la polinización de cultivos agrícolas. Su salud es, en última instancia, un resguardo de la seguridad alimentaria.

Redacción del Diario Tapa Del Día

Opinión pública: El brote de DWV confirma que el futuro de la apicultura dependerá de la integración de la ciencia, políticas sanitarias y la capacitación constante de los apicultores. Proteger a las abejas es proteger la mesa de todos.